Lucir una sonrisa sana está en nuestras manos; sin embargo, el ritmo acelerado de la rutina y la multitud de tareas que desarrollamos fuera del hogar componen la excusa perfecta para descuidar nuestros hábitos bucodentales. Por ello, unos cuidados adecuados son la mejor defensa contra aquellos problemas que pueden afectar a nuestros dientes y encías: bastará con algo de disciplina y un poco de voluntad.
Los problemas más comunes
Como resultado de unos malos hábitos, nos podemos encontrar con alguna de las siguientes complicaciones:
Sarro
Se trata de placa bacteriana que se endurece en torno a la dentadura, y que puede afectar a las encías e irritar los tejidos gingivales. No es solo un problema estético, debido a que se observa un color marrón o amarillento en la dentadura, si no que descuidarlo conlleva una acumulación extra que solo puede ser retirada por un odontólogo». Un cepillado adecuado y el uso del hilo dental pueden reducir la acumulación de sarro.
Halitosis
El mal aliento es una afección muy común que sufre un alto porcentaje de la población. Sus causas se deben a los hábitos alimentarios (tabaco, alcohol, ajo, cebolla…), a la enfermedad de las encías y a la sequedad bucal (resultado de la ingesta de algunos medicamentos, trastornos bucales o la que ocurre después de dormir), pero también a una mala higiene bucal. Para evitarla, lo mejor es un cepillado exhaustivo, de dientes y lengua, y si se usan prótesis, retirarlas para deshacerse de cualquier resto. Las limpiezas dentales ayudan a su prevención y tratamiento.
Enfermedad de las encías
Se trata de una inflamación de las encías que puede llegar a afectar al hueso y a la sujeción de las piezas. Las causantes son las bacterias que forman una película sobre los dientes y que al no eliminarla con el cepillado, se acumula hasta provocar infecciones en las encías y espacios óseos que pueden derivar en desprendimiento de piezas. La gingivitis es la primera etapa, en la que se inflaman las encías por no eliminar la placa del cepillado; la periodontitis es la siguiente fase, en la que los huesos y tejidos que sujetan los dientes se ven afectados y que puede avanzar de manera que las piezas se aflojan y el odontólogo tenga que proceder a extraer las piezas. Si se ataja en las primeras fases con una buena salud bucodental con el uso del hilo dental y el cepillado correcto.
Caries
En este caso, la destrucción de los tejidos de los dientes viene derivada de la desmineralización que producen los ácidos de la placa bacteriana. Estos se producen a partir de los restos de alimentos que quedan tras las comidas, por lo que en este caso especialmente es recomendable adquirir una limpieza adecuada, que llegue evite la acción de las bacterias.
Revisa tus hábitos: Los imprescindibles
La mejor manera de evitar cualquier problema es actuar de manera preventiva y de forma habitual. Además de revisiones dentales, el cuidado diario es la mejor herramienta para nuestra salud.
El hábito de higiene debe adquirirse desde pequeño y llevarla a lo largo de toda la vida; para asegurarse de explotar todas nuestras opciones, no podemos dejar de realizar estas cuatro prácticas en nuestro cuidado diario: Cepillado, con el que eliminaremos los restos de alimentos evitando la formación de placa; el hilo dental, con el que podremos alcanzar los espacios a los que el cepillo no pueda acceder; el enjuague bucal, para mejor protección de caries y asegurarnos un buen aliento; por último, la visita periódica al dentista es la mejor manera de prevenir y atajar antes de que se produzcan daños mayores.